Llevo dos días apenas durmiendo. Hoy intenté retomar mis prácticas espirituales, las rutinas que me sostienen en este norte global. Mientras meditaba, no dejaba de revolotear en mi cabeza el post de una chica discutiendo sobre si Venezuela tenía un régimen dictatorial o no. Esta chica, influencer con no sé cuántos mil seguidores, al final hace un video donde dice: "Es que ya uno no puede decir nada, más allá de eso, yo quiero aprender.”

Estuve a punto de responderle, pero contuve el impulso y me senté a meditar. En mi meditación, pues le respondía, tenía diálogos internos y después de tratar de volver a mí, de respirar, decidí escribir y publicar esto. No quiero atacar a nadie, vivimos en esta dinámica de cancelarnos mutuamente sin siquiera llegar al diálogo, así que este es mi intento de conciliar la realidad con mi pulsión interna. Mi intento de que dialoguemos, porque esto es lo que más necesitamos en una sociedad tan polarizada como la nuestra.

Soy y siempre he sido anarquista. Creo en el apoyo mutuo, en la autogestión y en el respeto como formas de vida. Esa vida sagrada, misteriosa que nos ha sido concedida y que deseo para todxs en armonía con nosotrxs mismxs, con el entorno, con otras especies. En la libertad que nos permita ser sin dañarnos mutuamente. No creo en los políticos ni en los estados, y creo que es obvio que no podemos confiar en el poder político que sostiene los sistemas opresores, racistas, patriarcales en los que vivimos, pero en Venezuela estamos en una encrucijada de la cual difícilmente escapamos y, lamentablemente, ¡es el pueblo el que paga!

Sin más, aquí les dejo esto:

Resulta que ahora todo el mundo es experto en Venezuela, que ahora todos son sociólogos y politólogos, opinando sobre si lo que está sucediendo es o no, una dictadura. Yo me pregunto, ¿qué diferencia hay entre un régimen totalitario y una dictadura? ¿Cuál es la definición de dictadura que la gente maneja?

Y la pregunta que cava hondo, que me desgarra, es: ¿dónde han estado ustedes estas últimas décadas? ¿Dónde ha estado su solidaridad con el pueblo venezolano? Los viajes turísticos, la coca, el petróleo con que llenan sus tanques de gasolina, la mano de obra venezolana que se ha desperdigado por el mundo... eso se disfruta, se vive, pero ¿dónde está la solidaridad?

Yo quisiera ver a esta gente que debate en internet sobre si la situación de Venezuela es o no una dictadura, en el Hospital Universitario de los Andes, llevando comida a su amiga que tenía internado a su hijo por un accidente, subir las escaleras del hospital porque no había electricidad y ver a los pacientes desperdigados en los pasillos del hospital esperando a que los atiendan porque no hay suficientes camas.

Defíneme dictadura, porque yo viví un secuestro a manos de la policía de inteligencia del régimen, que iban de pueblo en pueblo supuestamente luchando contra el tráfico de armas (la cosa más absurda que pude escuchar), pero en realidad iban de campesino en campesino sacando lo poco que tenían. A mi compa le sacaron 300$ que había reunido a lo largo de un año con su sudor y su alma, ¡una fortuna para un venezolano!

Quiero ver a esa gente politóloga definir qué carajo es una dictadura cuando llegas al hospital con una infección de riñones y no hay electricidad y te mandan a tu casa diciendo: "Consiga a alguien en el pueblo que le ponga la vía en la mañana y en la noche porque aquí no la podemos tener". Díganme ustedes, que llenan sus redes de “expertise venezolana”, explíquenme las arbitrariedades del sistema de identificación que borró mi pasaporte del sistema y nunca me dejaron sacar el pasaporte en el consulado y tuve que viajar a Venezuela para poder hacerlo y, no conforme, como claro el sistema sufre supuestamente de ataques cibernéticos, resulta que me quedé varada 6 meses, perdí mi pasaje, a la espera de la entrega y tuve que hacer malabares para poder volverme a Europa.

Ustedes politólogos, los quiero ver después de años sin poder regresar a tu país porque no tienes dinero suficiente y el poco que consigues se lo mandas a tu familia - porque esta es la realidad de muchas de las que estamos fuera. Cuando por fin regresas te das cuenta que tus hermanxs están en los huesos, que no han podido hacerse las rutinas médicas básicas, dentista, oftalmólogos, etc. Y una que quiere volver a conectar con sus raíces, viajar, le toca solo resolver estos problemas y se va rogándole al Universo, a todas las santas y a José Gregorio que no les dé una enfermedad terminal o que no tengan un accidente, porque no sabrás cómo parir la plata para volver a resolver un problema social que cae sobre tus espaldas. La crisis que nos atraviesa hace décadas.

Ustedes antiimperialistas, si estamos tan bien y tan chévere en Venezuela, ¿por qué hay una migración masiva? Vayan a darse una vuelta por las poblaciones indígenas y pregunten cómo los ha tratado este gobierno que incluso puso en la constitución que los pueblos indígenas tienen derecho a su tierra, pero por ley cualquier recurso que está debajo de esa tierra pertenece al Estado. Léanse nuestra constitución mientras se dan un viajecito por las minas, pregúntenles al pueblo Pemón sobre el tendido eléctrico que se llevó a cabo en este gobierno ¡Chávez tan bueno que era! Declaró el día del indígena… qué memorable darles un día nacional, mientras los despojan de su territorio. Pero díganme, demuéstrenme con hechos cuáles son las prácticas descoloniales que ejerció nuestro gobierno, de las que ustedes se jactan de hablar.

Y no me vengan ahora con comparaciones sobre el gobierno anterior, que desde luego ustedes realmente saben poco, porque sí, el gobierno anterior era una m***a, eso lo sabemos los venezolanos. Pero decir que algo que está mal es mejor que lo anterior, es arremeter contra nuestra historia y reducirla a un debate ideológico en el cual no hay diálogo. Es arremeter con nuestro derecho a una vida digna, que es lo que ustedes desde sus telefonitos y desde sus posturas de poder tienen.

Parece que desde que tenemos Instagram-Twitter-Facebook, todxs somos expertos de todo, posteamos y reposteamos videos y taglines sin siquiera hacer el esfuerzo de conectar con las personas que realmente están viviendo esos procesos.

Tenemos el ego recontra acelerado y no somos capaces de ver nuestra propia ignorancia, no tenemos humildad, opinamos sin preguntar y además nos creemos con ese derecho de decir lo que queremos, sin darnos cuenta el daño que causamos. La palabra es poder, y en estos tiempos estamos haciendo mucho daño con la palabra, con el intelecto, no nos cuestionamos nuestro espacio de poder, de creer que la verdad es sólo la nuestra.

No vivimos en nuestro cuerpo, estamos en la parte frontal del cerebro, todo sucede ahí arriba sin que baje al corazón, al encuentro con los sentimientos y la empatía. Ustedes no saben lo doloroso que es el destierro, porque el éxodo masivo al que hemos sido forzados cala hondo mientras más años pasan, saber que no podemos volver, sabernos sobrevivientes mientras nuestra gente muere allá de hambre. Una grieta cada vez más profunda.

Las diatribas entre la izquierda y la derecha ya fueron, ¡ya basta! que María Corina es neoliberal, eso no es un secreto, lo sabemos. Pero tal es la desesperación, el hambre y la miseria que atraviesa nuestro pueblo que esa es nuestra única esperanza. Y créanme, me duele ver esa desesperación, saber que la esperanza se ha puesto en María Corina que es la personificación de la ultraderecha, que hemos llegado a la encrucijada de “lo malo vs. lo peor”, y para un pueblo desesperado, lo peor es seguir en la miseria en la que estamos hundidos por los siglos de los siglos. Además, es pura ignorancia. En un país donde la oposición es perseguida, es imposible que hubiesen más candidatos que se arriesgaran sin el apoyo que seguramente recibió María Corina.

Ustedes, que se las saben todas, que desde su comodidad comentan y confabulan, carajo, ¡bájenle dos! Llamen, escríbanle a la gente venezolana. Déjense de querer ser protagonistas y las estrellitas del intelectualismo. Bajen al cuerpo, al corazón y en vez de llenarse el alma de dopamina con likes pregúntenle a los venezolanos: "Ey, ¿qué necesitas? ¿Te puedo ayudar? ¿Necesitas enviar dinero a Venezuela? ¿Cómo está tu familia, hay comida?"

SOLIDARÍCENSE y dejen de acumular su capital social por las redes y tengan un poco de humildad. Eso lo único que hace es reforzar la poca solidaridad que los venezolanos hemos recibido en las últimas décadas, el olvido y la invisibilización de nuestras luchas. Eso lo que refuerza es tu privilegio, tu superioridad sobre mi soberanía como persona libre que quiere vivir en paz, que quiere poder volver a su país sin el miedo de que me maten o me secuestren.

Este es mi humilde llamado a que ustedes dejen de hablar sobre Venezuela y hagan algo, dejen de opinar sobre Chávez, Maduro, María Corina, Leopoldo… esos son figuras, agentes del estado… juegan sus roles y sus fichas. Lo que importa ahora somos las personas a las que nos atraviesa esta crisis, las personas que están siendo asesinadas, torturadas, desaparecidas, sus familias necesitan apoyo. ¡Necesitamos apoyo!

Y por último, a todxs esxs que defienden el oficialismo en Venezuela, díganme qué gobierno, qué Estado, qué poder político en la historia le ha dado al pueblo su soberanía, no ha explotado sus recursos naturales en favor de las oligarquías de turno, ha velado por los derechos de las personas Trans y no binarias, ha trabajado contra la violencia de género, ha trabajado por los derechos de lxs trabajadorxs sexuales.
¡Denme un ejemplo en el cual apoyarme! Porque el gobierno que hemos tenido lxs venezolanxs no lo ha sido, ni siquiera ha hecho algo por el derecho al aborto y ustedes siguen polarizando esta conversación con sus necesidades de opinar, en términos ideológicos. Haciendo discursos grandilocuentes sobre la historia de estos últimos 25 años sin realmente haberla vivido en sangre propia. Creyendo que porque estos gobernadores salen maldiciendo a U.S.A no le siguen vendiendo el petróleo y el oro al imperio o, mejor dicho, a los imperios, porque en esta conversación la gente se olvida de Rusia y de China...

Estos discursos ideológicos ya no nos sirven y deben caer. Basta de convertir estas elecciones en una telenovela donde ustedes pueden apoyar su visión crítico-académica. En Venezuela, estamos viviendo un colapso masivo.

Necesitamos soluciones concretas y acciones directas para enfrentar estos problemas. Debemos luchar por los derechos de todas las personas, por poner un fin al extractivismo que está chupándole la sangre a la tierra y despojándonos de toda posibilidad de vivir una vida conectada con la tierra, con las plantas, con los animales, con otros seres, otras dimensiones, otras especies... ¡en amor y libertad!






Room Series nr 3

is an artistic exploration that intimately investigates the impact and experience of displacement as an immigrant. The series emphasizes the role of the body as medium ─ 
 of this process,

           the home away from home,

                  the landscape that compels and reveals the process of dis-placement,

                        moving through different realities and trying to reconstruct the self in a new context.

                             What can we take with us?

                                    how do we take in the new reality?













Kueka

In 2004, I stayed in the Indigenous community of the Pemón in La Gran Sabana, Venezuela. The cacique, or the head of the community, informed me that the German artist Wolfgang Kraker von Schwarzenfeld stole the holy stone of the Pemón called Kueka while traveling to Venezuela in 1998 for his work, “the Global Stone Project ''.  The Kueka as other stolen stones from around the world were displayed in the Berlin Tiergarten where they were vandalized and painted over with graffiti.

Kueka represents the Great Mother to the Pemón people. The theft of the Kueka left the community in a deep grief and ecological disaster. Without the Kueka stone, the rivers dried and altered the environment. This changed the course of the river and the Pemón could no longer fish in certain areas of the river which destroyed the main source of livelihood for the community. This is a part of centuries of colonialist violence faced by the community over generations.

The Kueka was not returned to the Pemon in Venezuela until 2020 after an over two decade fight by the Pemón for reparation and justice.












Western Union

is a project that addresses the reality of some immigrants who, once outside their country of origin, become responsible for earning the main financial income for their families. In Western Union I build a common ground between my own experience as an immigrant and those of other immigrants, using artistic funds as a means of redistributing wealth as a way of twisting the intricate ways in which our society functions. The project has been created on a collective basis in which the subjects have been able to decide how they want to be photographed and were paid for their contribution to the project. In my artistic approach I have deliberately decided to enlarge the photographs directly on canvas, using a light sensitive emulsion to avoid the hyperrealism of documentary photography thus addressing photography and storytelling.

Kültur Gemma Grantee 2019













Memoria de la Tierra

A tribute to the lives of the people of my home country, Venezuela, a country that despite suffering decades of violence and one of the biggest economic crises in the world continues to show a parallel world of courage and beauty.

Memory of the Earth is a photographic documentary series that immortalizes the life of José Luis, a kidnapping survivor in Venezuela and former truck driver who decided to return to his ancestral rural farm in El Morro. In this remote part of the Venezuelan Andes, José Luis' family have guarded the land for generations, preserving an ecosystem with a rich diversity of native flora and fauna including cacti and cujis.

For many years the arid mountains of El Morro has been a hotspot to raise Goats. It was declared a breeding area where the goats graze freely, feeding off the vegetation that grows there naturally. After being kidnapped and released, José Luis decided to return to his farm and raise goats, earning a living by selling milk and cheese.

This project captures the human capacity for perseverance and care in the midst of crisis. The life of José Luis' is a reflection of many Venezuelans living in rural areas where access to basic services is limited, but who have managed to develop self-sustaining strategies that allow them to get by on a day-to-day basis.

"I don't want to leave my land and my animals, I love this land very much". José Luis-









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